Parafernalia de epístolas múltiples a destinatarios invisibles.

miércoles, 31 de octubre de 2012

Estratosfera propia



Rayas cruzadas y dobleces en varias capas. Los círculos me envuelven entre mantas para servirles de manera fiel e inesperada. En el campo cultivo palabras y en mi casa crecen bayas para la mermelada de color azul. Las manos que la buscan, ansiosas. Bajo tierra hay besos que olfatean el rastro de tus ojos para morderte los labios en el exterior. Las madrigueras llenas de ganas. La constancia y perseverancia de las hormigas husmeando en los poros de nuestros sueños; esas hormigas surrealistas que corren por mis manos desde el año 1929.
Acortan distancias sin dudas, sin preguntas que hacer. Bienvenidas a nuestro campo de batalla donde los cuerpos yacen. Las bombas caen y los vikingos cantan y silban porque los conejos han empezado la trama ya. Conquista bajo tierra. El polvo guarda el olor del tiempo podrido, el fuego en cenizas de las entrañas, los juegos de palabras. Las letras mordidas y olvidadas. En la terquedad de mi estratosfera propia sigo oyendo tu voz. Forma y ritmo y compases agitados, craquelados, que dibujan polígonos de varias caras frente a espejos vírgenes que no pueden mentir. Te muestran tu lado más escondido bajo el blanco del disfraz. Mientras, la lógica juega al escondite y las ovejas a la pelota. Juegan para ignorar el deber de pensar. Aire inflado que quema en las manos para no dejarte respirar. Ignorancia no resuelta que quiere dejarse de bañar si el agua purifica. Herir bajo la lluvia es el regalo para el mejor postor en la vida. Hagan sus apuestas o callen para nunca.

Texto: ENERO 2012

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